Nosotros, los humanos, mantenemos la necesidad biológica e innata de conectarnos con la naturaleza en los niveles físicos, mentales y sociales. En una especie tan inteligente como el ser humano, nuestra supervivencia depende de la conexión estrecha con el ambiente y de la apreciación práctica de las plantas y de los animales.
Lo cierto es esta conexión afecta nuestro bienestar, productividad y nuestras relaciones interpersonales.
La Biofilia, simplemente dicha, es la urgencia humana que tenemos de afiliarnos con otras formas de vida.
La biofilia explica que podemos nutrirnos de esta interacción con la naturaleza de miles de formas que nos ayudan a transformar entornos mundanos a ambientes inspiradores. El simple hecho de tener árboles o plantas a la vista desde casa o desde el trabajo es suficiente para alimentar esta urgencia. Todos atendemos a la biofilia de una manera u otra, conscientes o inconscientes de ello.
Ya sea que nos conectemos con la naturaleza al caminar por un parque, reuniéndonos con amistades en lugares públicos, acampando, ejercitando a la intemperie, surfeando ó interactuando con animales, lo importante es saber que siempre podemos encontrar formas muy interesantes de atender a esta necesidad a donde sea que vayamos y así mantenernos activamente estimulados.
Esta hipótesis abarca mucho más que la salud y el bienestar a nivel personal. A un nivel de escala social, la biofilia proporciona una fuerte mejoría y un fundamental aporte y a las políticas de salud ambiental y bienestar social que podemos obtener al desarrollar nuestro contexto urbano con infraestructura ecológica debido a su directa asociación con el impacto potencial para la salud pública y la relación costo-beneficio de productividad laboral.
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